viernes, 1 de febrero de 2008

UN APORTE DE MARCELO CHACÓN

Gracias a la iniciativa y preocupación de Marcelo, podemos tener a la vista otra faceta del Diseño Gráfico.

Acerca de visual Merchandising...
En esta conjunción gráfica ( Diseño, artes, arquitectura), podemos encontrar diversas aplicaciones, una de las cuales ha logrado entremezclar, en cierta manera, el arte del Graffiti, con ideas basadas en diseñadores, para así crear espacios que van más allá de lo cotidiano.

Si bien este arte callejero, el cual desde hace un tiempo a ayudado a liberar una fuerte capacidad creativa, puede resultar aveces inentendíble y caótico por la explosión de color y forma para el común de las personas, actualmente a logrado introducirse de manera sistemática en propuestas que van tomando cada vez más formas.

Este es el caso de lo ocurrido con el famoso hotel Fox, el cual encargó hace un tiempo a diseñadores y artistas conceptualizar sus habitaciones con el fin de innovar, dando a cada habitación un estilo particular.

Por esto último, los invito queridos colegas a dar un vistazo por estas páginas relacionado a este tema...

clikear en rooms para ver las habitaciones:
http://www.hotelfox.dk/

algunos de los involucrados en este proyecto;
http://www.g2works.com/foxproject01.html

..a raíz de esto, encontré esta página donde se intenta crear la página mas larga de internet.
Expresiones gráficas muy buenas en este "gusano gráfico" influenciado con este mundo graffitero.

Un deleite que por 100 dólares te invita a participar.
http://worm.bluesfear.com/

Saludos..
Marcelo Chacón

UNITAS / RNL
Avenida Kennedy 5757
Oficinas 302 - 303
Las Condes - Santiago, Chile
+56 2 426 50 25

viernes, 18 de enero de 2008

Despues de tanto tiempo, algunos Regalos que les van a ser Útiles

Y esta fotito aparecio en el Baúl de los Recuerdos, que tiempos aquellos, que será del resto, esperamos los contactos.

"COMO HACERLO"

¿Cómo Cobrar los Servicios Profesionales?

Una Recopilación de ViKaRo

Escrito por vuarnet el Sep 16, 2006

A mi gusto, el tema del cobro de servicios es uno de los más espinosos y complejos en el diseño gráfico, a diferencia de otras profesiones que lo tienen bastante claro y para las cuales existen ya tabuladores muy específicos, entre los profesionales independientes de diseño cada quien lo hace como Dios le de a entender.

En el blog de Hache Creativos he encontrado uno de los mejores artículos que he leído en mucho tiempo a este respecto. Lo interesante es que lo escribe (si no me equivoco Juan Carlos Hernández) socio de Hache Creativos, una persona del medio y que algo conoce del asunto.Me gusto el artículo porque resulta esclarecedero en varios sentidos y porque además estoy de acuerdo en varios puntos que expone, por ejemplo:

“Ningún despacho puede cobrar lo mismo que otro porque ningún despacho es igual a otro. El número de empleados, la experiencia, el prestigio y las acreditaciones son factores que influyen en los presupuestos.”

El artículo aborda cinco maneras que se suelen cobrar los servicios de diseño, con sus pros y contras. A continuación hago un resumen de los mismos, pero recomendando siempre leerse la entrada original completita:

1. Un costo fijo por tipo de proyecto.A manera de enchiladas, se le asigna un costo a cada parte del servicio creativo. En un sitio web, por ejemplo, se cobra por el número de pantallas; en identidad corporativa, se cobra por aplicación; en publicidad, por anuncio; en arquitectura por metro cuadrado de construcción y así sucesivamente, con salsa verde o salsa roja.

2. El sapo y la pedrada. En México, hay un dicho muy común a la hora de cobrar que dice: “Dependiendo del tamaño del sapo es la pedrada”.

(Para los que sólo leyeron las hojas rojas del libro rojo)

Antes que nada, valga decir quién es el que escribe, para entender mejor lo que aquí se dice. Soy un comunicólogo de profesión, socio adjunto en un despacho creativo en México de nombre Hache Creativos. El despacho ofrece Servicios Profesionales de Gestión de Marca como: Identidad Corporativa, Publicidad, Posicionamiento, etc. También planeamos y desarrollamos piezas interactivas tanto online como offline. Llevamos dos años y medio de haber empezado este proyecto y, gracias a Dios, no nos ha ido mal.

Sin embargo, en el tiempo que hemos trabajado como un despacho creativo me he dado cuenta que todos los que prestamos servicios profesionales creativos relacionados con el diseño no tenemos un estándar de cobro. Esto, aunque el libro rojo (para el caso de los diseñadores gráficos) intenta combatirlo, me resulta bastante lógico.

Ningún despacho puede cobrar lo mismo que otro porque ningún despacho es igual a otro. El número de empleados, la experiencia, el prestigio y las acreditaciones son factores que influyen en los presupuestos. En muchas disciplinas de servicios profesionales existen esas variaciones de cobro (psicólogos, doctores, consultores, contadores, abogados) y sólo en la del diseño noto que es problemático.

Finalmente me doy cuenta que en las otras disciplinas, si bien hay diferentes tarifas, hay una misma forma de cobrar para cada una. El doctor cobra por consulta y por intervención quirúrgica, el psicólogo por hora, el contador por manejo de cuenta, el abogado un porcentaje por hora o por porcentaje de ganancia del cliente, etc.

¿Como cobran los profesionales creativos en México? Esto es lo que sé:

1. Un Costo Fijo por Tipo de proyecto.

A manera de enchiladas, se le asigna un costo a cada parte del servicio creativo. En un sitio web, por ejemplo, se cobra por el número de pantallas; en identidad corporativa, se cobra por aplicación; en publicidad, por anuncio; en arquitectura por metro cuadrado de construcción y así sucesivamente, con salsa verde o salsa roja.

El detalle está en que para la realización de una pieza de comunicación o diseño, las variables de producción son infinitas y pueden modificar el precio final dramáticamente. Pensando en el libro rojo, hay que considerar que sencillamente hay despachos grandes que hacen sitios web, por ejemplo, pero también lo hacen muchos profesionales independientes. El profesional independiente puede cobrar menos y el despacho probablemente lo pueda hacer más rápido, con un esfuerzo multidisciplinario. No se me hace justo para nadie que se establezca un arancel sobre “un folleto” o “una portada” o un “sitio web complejo”.

Los que cobran precios fijos según el tipo de pieza tienen dos opciones: cobrar siempre de más, por cualquier eventualidad de la pieza o cobrar un precio promedio que a veces los hará ganar y otras perder. Ambos esquemas son poco recomendables por las siguientes razones:

El primero porque obliga a que el profesional se arriesgue a competir con otros profesionales de las mismas características pero que cobran más barato. Cobra más, sin tener una ventaja competitiva. Lo más seguro es que sea poco contratado.

El segundo, porque en algunos proyectos ganará bien, en otros ganará poco y en otros perderá. Es difícil crecer bajo este esquema ya que sin importar la cantidad de trabajo que pueda tener, difícilmente tendrá certeza económica. Además, lo más probable es que sólo le visiten los clientes que tienen proyectos complejos.

2. El Sapo y la Pedrada

En México, hay un dicho muy común a la hora de cobrar que dice: “Dependiendo del tamaño del sapo es la pedrada”.

Este es probablemente el esquema más común. Lo que hace el profesional es levantar el dedo al aire y preguntarse qué tan alto podrá llegar mi precio con este cliente sin que me mande a volar. Dicho de una forma más académica: ¿Cuál será el beneficio que mi trabajo representará para el cliente? ¿Qué tanta exposición tendrá la pieza que realizaré? ¿Cuánto se lucrará con mi trabajo?.

Este esquema, aunque popular, no es de mi agrado porque primero debe estar lo que el despacho debe ganar y después cuánto el cliente me puede pagar. El cliente no es quien determina cuánto ganaré, sino que lo haré yo, primero está la piedra y después está el sapo.
Determinar tus honorarios con base en el tamaño del sapo es decirle a tu cliente: “te estoy cobrando esto, no por lo que vale mi trabajo, sino por lo que vale el tuyo.”

Imagínate que entras a Sam’s Club. Pasas por la puerta y en vez de verificar que tu tarjeta Sam’s sea válida, te piden tu cuenta bancaria mientras que un encargado va al estacionamiento para chequear el coche que trajiste. Te hacen esperar un momento mientras otro empleado revisa las etiquetas de tu ropa y un poco después te dan una lista de precios según el dinero que creen que tienes. Al pasar por los anaqueles, ningún producto tiene precio, sólo una clave que consultarás en tu lista. Para cada quien los precios son distintos.

Suponiendo que esto fuera real ¿no pensarías que los de Sam’s son unos ratas? Si te fuera completamente necesario comprar ahí ¿no harías lo posible por parecer más pobre para que te den la “tarifa baja”? Por supuesto. Lo mismo hace el cliente que trabaja con un profesional bajo este esquema.

“No olvides que aún estamos iniciando este proyecto”, “En realidad, no hay mucho dinero”, “Fíjate que el grupo tiene un gran capital de inversión pero este proyecto está empezando desde cero y debe ser autosuficiente desde su inicio”, “Mira, en realidad no creo poder ofrecerte mucho dinero con este proyecto, pero piensa en la gran exposición que te dará”,”Estoy vendiendo ese Jaguar, la cosa está bastante mal”. Él está jugando tu juego y es probable que te gane. Después de todo, para llegar a ser un Gran Sapo, tuvo que aprender a esquivar pedradas.

Otro ejemplo sería ir con un médico. Él te va a extirpar un quiste en la pierna pero, para decirte el precio, te pregunta: “¿usted se dedica a alguna actividad relacionada con la moda… tal vez modelo de medias?”, ”¿Usted es de usar shorts o pantalón de mezclilla?”, ”¿Qué tanto le preocupa tener un quiste y qué coche trae?”. Tendrías la misma impresión del doctor que de Sam’s Club y obviamente le dirías que te la pasas con Overoles en el ranchito que trabajas. A final de cuentas, los resultados de la operación serán los mismos, sólo cambiaría el presupuesto.

Además, si sólo logras ganar bien cuando trabajas con clientes grandes, es obvio que no querrás trabajar con clientes chicos nunca más. Y esto me lleva a una frase que ya he mencionado en este blog: “El mejor cliente no es el que tiene mucho dinero, sino el que paga bien”. Los clientes “chicos” son los que tienen muchas más áreas de oportunidad, mucho mayores posibilidades de crecer y hacerte más publicidad acerca de tu trabajo. Con los clientes

grandes, tu trabajo será un ingrediente más en la organización que, si eleva sus ventas, será difícil sondear si en realidad fue gracias a ti.

Si ambos pueden pagar lo que tu cobras, ¿cuál es la diferencia?

Este esquema también hace demasiado complicada la elaboración de los presupuestos, ya que para cada cliente el precio es nuevo, porque su cartera es más gorda o más flaca.

Es un juego que, al ser jugado por tantos profesionales, nos hace ver como una disciplina que no conoce su negocio, como mercaderes. Le quita toda la autoridad a la palabra presupuesto ya que, si todo es relativo, el precio también lo será. A esa ambigüedad le debemos el regateo… el bendito regateo. Y claro, cuando uno cobra bajo este esquema, se presta al regateo porque en realidad el profesional NUNCA SUPO cuánto debía cobrar. Sólo pensó en cuánto podrían pagarle.

3. Comisión por Manejo de Terceros.

Esta es popular en empresas que se dedican a la publicidad y pautan en medios masivos. Se trata de cobrar poco o nada por la estrategia de posicionamiento y el desarrollo de la campaña, a cambio de pautar en todos los medios de comunicación para llevarse la comisión del 15%. Mezclan el valor del trabajo de Gestión de Medios con el de Gestión de Marca.

También sucede en la arquitectura, en donde el costo del proyecto arquitectónico se basa en un porcentaje del costo total de la construcción. Mezclan la labor de diseño arquitectónico con la ingeniería.

Este esquema lleva al profesional a que, queriendo ganar más, recomiende al cliente grandes presupuestos de medios o de construcción, cuando en realidad lo que el profesional vende es el servicio de publicidad o arquitectura. Por otra parte también le lleva a tal vez trabajar una campaña con altos valores de producción que le llevó tiempo y recursos pero, como se anunciará poco, su ganancia será menor.

En el caso de los despachos de diseño, muchas veces terminan siendo secuestrados por los medios que les generan mayores dividendos. Ya no pueden sugerir publicidad fiera de esos medios porque si no, no ganarían lo mismo. Ese es el gran negocio de las televisoras, por ejemplo.
En palabras más sencillas: si el despacho gana proporcionalmente a lo que su cliente gasta, la única manera de ganar más es recomendándole a su cliente gastar más. Esto evidentemente no es lo mejor para el cliente.

Por otro lado el despacho le resta importancia a su creatividad, porque lo que le importa no es la originalidad y recordación de lo que se publique, sino simplemente que se publique mucho. Esto resulta en campañas poco imaginativas o, por lo que he visto, en plagio.

4. Costo por Proyecto, basado en el Tiempo de Trabajo

A mi gusto, este es uno de las formas más comunes y honradas de cobrar. El profesional cobra cada proyecto según el tiempo que cree que va a durar. Saca lo que le va a costar ese proyecto en ese tiempo, le añade su ganancia, advierte cuánto tiempo le tomará terminarlo, le aprueban el presupuesto y se pone a trabajar.

Este esquema es sencillo y perfecto de lado del profesional. El problema es que en la mayoría de los casos el cliente no es tan profesional. Una vez que el cliente está de acuerdo en invertir una cantidad en, digamos, su logo, ese dinero ya lo considera gastado. Ahora lo que quiere es tu tiempo. El problema principal es que le has dicho al cliente cuánto tiempo te tomará realizar el trabajo, pero no cuánto debe tomarse él para reunir la información o para revisarlo. Es así como un presupuesto de 10 pesos en dos semanas de trabajo se convierte en un proyecto de 10 pesos en 2 o 3 meses.

¿Cómo sucede? Supongamos que harás un sitio web. El cliente, al inicio, no te entrega la información final o completa (a veces ni la revisa). Como eso tú no lo sabes, te pones a trabajar. Cuando entregas tu propuesta de diagrama de navegación, el cliente lo aprueba. Vas a mostrar las pantallas y el cliente no te pudo atender. Regresas la semana siguiente. Le gustan las pantallas pero en realidad odia el verde. El verde no va (todo era verde). Regresas la semana siguiente. El cliente salió de viaje pero no te preocupas, regresa el miércoles (hoy es jueves). Regresas y finalmente le gustan las pantallas. Cuando terminas la programación el cliente se da cuenta que el diagrama está mal, la información no está actualizada y no eran las fotos que quería. Además a Conchi, su secretaria, el diseño le pareció muerto, poco natural. Ausente de verde.

Tú puedes cobrar todo eso aparte pero es difícil definir ante el cliente cuánto será. Si le quieres cobrar sus cambios sobre información ya aprobada, será ambiguo cuanto y él nunca estará contento de pagar, simplemente porque será más de lo que decía en el presupuesto. Le explicas que tienes un negocio y que recortar una foto tiene su chiste. No importa, te estás aprovechando de sus indecisiones y quieres cobrar mucho más.

La lógica final es esta: Si el proyecto terminará siendo el mismo que presupuestaste ¿por qué el precio es más elevado?

Además, en el camino, tuviste que tomar otro proyecto web porque mientras se atrasaba este, dejaste de ponerle gasolina a tu coche para ahorrar y poder pagar la luz de la oficina. Ahora con ese proyecto te ha sucedido lo mismo pero esta vez es por tu culpa. No estimabas continuar con el proyecto anterior y te estás atrasando por falta de tiempo para trabajar. Cuando te pagan el proyecto anterior, ya ni te importa porque el dinero está prácticamente gastado.

Bienvenido, formas parte del gremio de los diseñadores quejumbrosos que piensan que la vida es injusta y que su disciplina está maldita. Te pones a pensar lo hermoso que sería vivir en Canadá. “Ahí si pagan bien el diseño”.

Probablemente con ese esquema de cobro también te iría mal en Canadá ya que en todas partes se cuecen habas. De seguir así, optarás por caer en el tipo de cobro del “sapo y la pedrada”. Pero espera, la forma en la que cobras no está tan mal, sólo necesita unos ajustes. Sigue leyendo… una paginita más.

5. Cobranza por Tiempo de Trabajo Calendarizado.

No sé cuál haya sido la experiencia del lector, pero me he llegado a dar cuenta que, sin importar lo que pueda cobrar por un proyecto, el cliente siempre podrá convertirlo en poco dinero a través de prolongar el tiempo.

¿Qué tal si el tiempo fuera ahora importante para el cliente como para ti? Va como. Primero que nada, saca tu costo por hora o día. Un ejemplo:

Supongamos que tu oficina necesita 60 mil pesos al mes para sobrevivir (con tu sueldo incluido) y quieres que la oficina tenga una utilidad del 30% mensual. Entonces debes ganar 78 mil pesos al mes (aprox. 3,200 pesos por día hábil). Con una meta económica establecida y sabiendo el tiempo en el que la debes cumplir, hacer presupuestos será mucho más fácil.
Después, tienes que saber cuál es la capacidad de producción de tu despacho en cuanto a proyectos simultáneos. Si puedes hacer dos al mismo tiempo, a cada cliente le correspondería pagar la mitad de tu costo por día ($1,600). Si es un proyecto de 5 días, costará $8,000. Cualquier cosa que aceptes por debajo de ese precio significa vender un producto a un precio más bajo de lo que te cuesta, por lo tanto, tienes fuertes argumentos para eliminar el regateo.

Ahora, para poder cobrar por tiempo, hay que tener una buena planeación. Si le decimos a un cliente que cobramos X pesos por día y que “cuando terminemos su proyecto” le pasamos la cuenta, obviamente no le va a convenir, porque sabe que el tiempo que te atrases le cuesta.
Por el otro lado, también es terrible tener un costo fijo y que el cliente haga cambios a discreción o simplemente se tarde meses en las aprobaciones, prolongando el proyecto y convirtiendo tu presupuesto en añicos. Así hayas puesto una cláusula que asevere que “cambios sobre información entregada por el cliente se cobran”, siempre será ambiguo saber cuánto.

La clave de cobrar por tiempo es hacer un calendario que comprometa tanto a ti como al cliente. Ese calendario debe considerar no sólo cuánto tiempo tardarás tú en completar el trabajo, sino cuánto tiempo se tomará el cliente para las revisiones por mutuo acuerdo. Otra cosa muy importante que se toma en cuenta en el calendario, es el número de revisiones. Mientras más grande sea un proyecto, habrá más, pero al menos estarán contadas.

Cuando no importa el tiempo, al cliente en realidad no le importan tanto las revisiones. Puede decirte algo hoy pero luego que hayas avanzado lo consultará con su sobrino y él le dirá que el azul le recuerda a sus tiempos de frenesí en Guantánamo, por lo tanto, el proyecto se ve falto de seriedad. Tu trabajo se va para atrás.

Cuando sí importa el tiempo y el número de revisiones es limitado, el cliente hará una primera entrega de información bien hecha, porque sabe que tú le has asignado ciertas horas de trabajo en tu oficina y a él le interesa que las aproveches bien. El tiempo de revisión será tomado más en serio. El cliente tendrá los ojos bien abiertos, porque sabe que después de ella, si exige cambios, el tiempo que necesites para lograrlos se cobrará aparte. Las opiniones del frenético sobrino serán cuestionadas mucho más que las tuyas.

Cuando se hace un calendario, al cliente le das certeza del momento en que su proyecto estará terminado y es fácil entender cómo cobras tu trabajo, al mismo tiempo que te ves mejor organizado. Tu producto, a final de cuentas, no es “un logo” o “un sitio web”, es el tiempo. Odio ese dicho pero, para nosotros, “Time is money”.

Hay que hacer una aclaración: si el cliente se retrasa 3 días según lo calendarizado para las correcciones, esos días no se los vas a cobrar, porque no los trabajaste. Sí, probablemente va a suceder y probablemente te desequilibre. Sin embargo creo que es más fácil que se retrase cuando no hay un calendario que cuando sí lo hay.

Si tu cliente se retrasa 3 meses, tú no le podrás garantizar que cuando regrese con los cambios le vas a trabajar inmediatamente y eso será completamente comprensible. Es como reservar una mesa en un restaurante, llegar 3 horas tarde y molestarte porque alguien más la ocupa. De lo que se trata es hacer compromisos más serios y nuestra disciplina no tiene que ser diferente a las demás.

Este esquema también me parece muy bueno, porque soluciona los problemas de los esquemas anteriores y toma sus aciertos:

Si es un proyecto grande, eso significará bastante tiempo, por lo tanto bastante dinero.
Si es un cliente grande (un Gran Sapo), el cliente te pedirá que calendarices muchas revisiones y correcciones, porque tu trabajo será sometido a la opinión de varias personas. Eso lleva más tiempo. Más dinero.
Si es un cliente chico, el trabajo saldrá más rápido y será más económico. No por ello tú tendrás problemas con tu objetivo mensual a ganar.

Si la demanda de tu trabajo sube y mucha gente quiere trabajar contigo, entonces sube tu prestigio y puedes subir tu costo por día. Más dinero.

En épocas de vacas flacas, puedes jugar con tu utilidad sin tener que sacrificar tu sueldo.
El esquema es igual de sencillo de entender para el cliente grande como para el chico.

Si manejas medios masivos de comunicación y comisionas sobre ellos (que es lo más normal), no dejarás de cobrar tu trabajo de diseño, porque una cosa es la Gestión de Medios y otra la Gestión de Marca. Tú no trabajarás la gestión de medios, así que las comisiones pagarán los gastos operativos correspondientes. Cuando tú diseñes, también serás pagado.

Si te llama Nike para un logo significa que ya tienes mucho prestigio y vas a cobrar bien.
Mientras tanto, no te angusties pensando cuánto le cobrarías a Nike si te llama hoy.

Si te llama Nike de pura suerte y aún no tienes mucho prestigio, cóbrale lo que normalmente cobras. Después de todo, ese cliente detonará la llegada ofertas más interesantes y podrás subir tu costo por día/hora.

La ventaja más clara que veo con este esquema es que es derecho, lineal, sin zig zags. En fin, espero haber sido claro (si no, al menos fui extenso) y me gustaría escuchar opiniones acerca de esto según el lugar de donde leen.

Si crees que puede servirle a alguien, reenvía este link a quien gustes.

Gracias.

"Como Hacerlo"

7 Consejos para ser Un Diseñador Freelance Exitoso

Recopilación de ViKaRo

Escrito por vuarnet el Oct 26, 2006

En este artículo Andy Budd nos obsequia sus 7 hábitos para ser un diseñador web freelance exitoso. Resulta por lo menos curioso como es que tips aparentemente tan sencillos, pueden ayudarte. Lo más curioso para mí, es descubrir que la mayoría de los que se han embarcado en la tarea de ser sus propios patrones coinciden en que contrariamente a lo que se cree, ser freelancer implica una mayor responsabilidad y que la administración de tus tiempos y agendas tampoco suele ser lo que se esperaba.

Personalmente creo que esto se debe a la responsabilidad que adquieres con tus clientes. Estableces fechas límite y tratas de cumplirlas porque se trata de tu reputación. Sabes que un cliente perdido por tu causa, no significa solo un cliente menos, sino 5 más que potencialmente nunca llegarán debido a la mala recomendación.

En resumen los consejos de Budd, son los siguientes:
1. Ama lo que Haces. Creo que este punto no necesita mayor explicación, sin este factor, independientemente de si eres diseñador o no, estas frito.

2. Nunca pares de Aprender. Esto lo comentábamos en las primeras emisiones de EPSN, uno de los errores típicos de los recién egresados es que ya lo saben todo. Craso error, en este mundo si te descuidas, en pocos meses estas obsoleto.

3. Especialízate. El que mucho abarca poco aprieta, bendito refrán que nunca pasa de moda. Aunque una amplia gama de habilidades son necesarias para ser un buen freelancer, es importante especializarse en algo, pero no a expensas de tus otras habilidades. Si eres diseñador Web, desde hace tiempo sabrás que se complica vender ya sitios solamente hechos con Dreamweaver, ahora debes ofrecer algo más. Necesitas estar al día en tendencias y tecnologías relacionadas.

4. Tener un buen Portafolio. Esto puede ser muy complicado para los que apenas empiezan. El mejor consejo que da es que nunca regales tu trabajo porque es perjudicial para todos. Si debes trabajar gratis, considera ofrecer tus servicios a instituciones de caridad o grupos de tu comunidad que no puedan contratar a un profesional. También puedes empezar a crea tu propio proyecto personal.

En este punto el trabajo de Cybergus es un gran ejemplo a seguir. El ha obtenido buenos trabajos a partir de su portafolio en línea o sus fotografías en Flickr.

5. Mantente Conectado. No se refiere solamente a la Internet, aunque un Blog ayuda mucho. La mejor manera de conseguir trabajos es utilizando tus contactos en y fuera de línea. Al empezar es bueno que les avises a todos tus conocidos y familia lo que estas haciendo. Pregunta si saben de alguien que necesite un sitio web. Asiste a reuniones o a conferencias y no olvides llevar siempre un buen puñado de tarjetas de presentación, este es un buen modo de conseguir buenos contactos.

6. Administra tu tiempo. Como ya lo mencionaba antes, esta es una de las áreas más complejas de hacerse independiente. Debes conseguir el mejor método para ser productivo y administrar tus tiempos. En este punto les recomiendo mucho escuchar las experiencias de otros.